Boris Yeltsin y los primeros pasos de la Federación Rusa en Política exterior

La década de 1990 supuso uno de los cambios más importantes en la dinámica internacional. El mundo fue testigo de una transición drástica, desde un escenario fuertemente marcado por la tendencia bipolar hacia uno unipolar. Se respiraba un ambiente de relativa calma y optimismo. La gran amenaza de una guerra nuclear se desvanecía de la mente de las personas, y se dio paso a una nueva era con nuevos desafíos y un nuevo escenario internacional. Uno de los actores involucrados en el conflicto ideológico mundial denominado "Guerra Fría" experimentó grandes transformaciones, ejemplos de ello fue que la Unión de República Socialistas Soviéticas fuera víctima de uno de los desastres geopolíticos más grandes del siglo, como lo denominaría Vladimir Putin en 2005; y la independencia y surgimiento de las 14 ex repúblicas como estados independientes, trayendo consigo varios dilemas para quien sería el estado heredero en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Rusia se enfrentaba a graves problemas tanto nacionales como internacionales, dentro de los cuales cabe destacar los millones de rusos que se encontraban fuera de las fronteras de su país, la crisis económica, conflictos armados y guerras civiles cercanas o al interior del territorio nacional y, sobre todo, la urgente necesidad de configurar una nueva política exterior efectiva. Es bajo este caótico escenario que surge la figura y el primer líder post-soviético, Boris Nikolayevich Yeltsin quien, abandonando las antiguas tradiciones de la política soviética hará frente a los problemas por los que atravesó Rusia en materia nacional e internacional, lo que significó guiar la transición interna de la Federación Rusa y crear nuevos lineamentos exteriores.
[Santiago: 2020]

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