Joaquín García Monge / Samuel Glusberg
Editorial: UNLP
Licencia: Creative Commons (by-nc-sa)
Autor(es): Salto, Graciela
La edición y difusión de libros a escala continental comenzó apenas iniciado el proceso modernizador de fines del siglo XIX. Las migraciones internas desde zonas rurales junto con la inmigración proveniente de diversos grupos étnicos y lingüísticos aumentaron la densidad demográfica de los núcleos urbanos y promovieron la necesaria alfabetización cultural de los actores de la nueva época. Su inserción en la ciudad, en el mundo del trabajo asalariado y en una cotidianeidad dominada por los avances técnicos impulsó la producción masiva de folletos y volúmenes orientados a un público en formación, pero ávido de las novedades de la incipiente industria cultural. En Buenos Aires, México, Santiago de Chile, Montevideo, Rio de Janeiro y otras tantas ciudades del continente, se ha documentado en ese período la expansión de la cultura impresa a través de la circulación de publicaciones de bajo costo que llegaban a gran cantidad de lectores gracias a una notable red de distribución en kioscos, puestos callejeros e, incluso, enclaves rurales.
[La Plata: 2019]
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