Vivir de la sangre de otro
Editorial: Vera editorial cartonera
Licencia: Creative Commons (by-nc-sa)
Autor(es): Cragnolini, Mónica
Existe una suerte de "sentido común" que señala que los animales existen, han venido a la vida, han sido traídos a la existencia, solo para satisfacer necesidades humanas. Apenas aprendemos a escribir, nos piden en la escuela una redacción sobre "La vaca": desde niños nos han enseñado que "es buena y generosa,
porque nos da la leche". "Nos da" la leche: como si existiera alguna decisión por parte de los animales en ofrecerse a nosotros, los humanos, para que los encerremos, carneemos, esquilemos, ordeñemos, torturemos, matemos, en definitiva, para que los condenemos a una vida limitada en tiempo y espacio para satisfacer nuestras necesidades.
¿Por qué tratamos del modo en que tratamos a los animales, y por qué muchos existentes humanos son considerados animales por otros humanos o bien por Estados, políticas públicas, fuerzas de seguridad, grupos sectarios? Intentaremos responder a estas preguntas planteando, desde el inicio, la hipótesis de una violencia
estructural que "vive de la sangre" del otro. Entiendo por "violencia estructural" la arquitectura de organización del mundo de la cultura (en contraposición al mundo no humano, a veces llamado "naturaleza"); organización que no es violenta por exceso, sino porque "necesita" ser violenta para poder estructurarse y ordenar las
distintas formas de vida en una escala jerárquica.
[Santa Fe: 2021]
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